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El dilema de la biometría en el control de acceso

Buena parte de nosotros se ha preguntado: ¿Para qué usar una tarjeta de acceso si puedo utilizar sólo mi huella digital?

Buena parte de nosotros se ha preguntado: ¿Para qué usar una tarjeta de acceso si puedo utilizar sólo mi huella digital?.

Por: Silvano Barbosa
Pre Sales & Trainer Brazil

Yo también, claro. Siempre he estado fascinado por la tecnología, y la biometría aplicada a la seguridad, es sensacional.

La cuestión aquí son los factores que pueden impedir el funcionamiento de la biometría y la idea falsa que la biometría resuelve todo.

Recientemente me vi dentro en un proyecto de una empresa, que sin duda, tiene un fuerte capital para invertir en seguridad, estaba con una planificación que envolvía la bagatela de 210 lectores biométricos.

Cuando empezamos a plantear cuestiones de orden práctico y técnico, los problemas surgieron a la superficie.


ALGUNAS CUESTIONES DE ORDEN TÉCNICA:

1. La mayoría de los sistemas de control de acceso dependen de la memoria del lector biométrico. Cuantos más usuarios hagan uso del lector y de la puerta, más grande será la memoria. Cuanto mayor sea la memoria, más caro es el lector.
2. Los lectores de menor costo, por necesidad, tienen sensores inferiores, que no transmite la seguridad necesaria. Hay lectores que no pueden ser instalados en ambientes de mucha luz, pues esa incidencia sobre el lector dificulta la lectura digital, entre otros factores.


ALGUNAS CUESTIONES DE ORDEN PRÁCTICA:

1. En las áreas de mantenimiento, los trabajadores generalmente estarán con las manos impregnadas de suciedades, grasas y afines. El uso del lector será comprometido por toda esta suciedad. Y eventualmente, dañará el lector.
2. Hay un número creciente de personas que no pueden usar adecuadamente la biometría de las manos, la más común hoy.

Mala formación, cuestiones de envejecimiento o manipulación de productos químicos corroboran para esa situación. Recientemente conversé con un integrador que necesitaba sacar la biometría del edificio en el que opera, pues la mayoría de los residentes son ancianos, y la biometría falla a un nivel complicado.

Y hay una mayor preocupación en mi opinión sobre esto: el uso generalizado de biometría trae nuestra confianza.

Imagínese en un lugar donde todo es biométrico. Usted es la seguridad y el gestor. Es fácil sentirse seguro, ¿no? Pues sólo si alguien rompe el dedo ajeno pasará por su afilado sistema biométrico. Y entonces te relajas, y es en ese momento que todo se deshace. La seguridad de un emprendimiento está muy ligada a la atención de sus operadores.
Y tenemos todavía una gran diversidad de tipos y calidades de lectoras biométricas. Las lectoras de bajo costo son fácilmente burladas. Si tiene dudas de ello, vaya a alguna autoescuela, o centro de formación de conductores y verá noticias de personas que, para no necesitar asistir a las clases de dirección, ceden su digital para clonación y el administrador de la escuela las usa para hacer el check-in del alumno durante el curso. Es asombrosamente simple clonar una huella digital.

Ok, ahora escucho desde el fondo de la sala al joven gritando alegremente:
«Tranquilo, es sólo usar un lector con sensor de dedo vivo».

Medio punto para el chico, pero sólo medio, porque él resolvió un problema: el fraude. Los sensores de dedo vivo, como lo llamamos, son lectores que pueden comprobar, por ejemplo, la vascularidad del dedo y ver si la persona está íntegra en cuanto a su huella digital.

Hay también lectura en 3D, donde los surcos de la huella digital se leen, en lugar de la impresión contra el cristal del lector. Los lectores con esas tecnologías abarcadas son capaces de detener hasta el 90% de los fraudes, pero tienen el otro lado de ese factor: los lectores dotados de esas tecnologías son mucho más caros.

Es decir, a la hora de componer el valor del proyecto, en el caso de mi proyecto citado arriba, el costo sólo con las lectoras quedó mayor que todo el resto.

Hoy hablamos sobre el proyecto usando sólo 23 lectores biométricos, y aún incrementamos la seguridad, a través de prácticas de parametrización que darán al emprendimiento la seguridad necesaria. Sí, pues el método de check-in, ya sea tarjeta, TAG vehicular, lectura de placas, QR Code, e incluso biometría, es sólo el inicio del sistema.

Por eso, yo, que adoro la tecnología, sigo considerando la biometría en mis proyectos, cada vez más, pero siempre de forma ponderada, teniendo en cuenta la aplicación real, los costos, la viabilidad técnica y principalmente, la vida cotidiana del cliente.
Espero ansioso el día en que los productos sean más accesibles y más seguros, y podamos entregar un proyecto, que si es realmente necesario, con decenas o cientos de lectores biométricos dentro de las expectativas financieras y técnicas del cliente.

Para más información ingrese a www.cdvi.ca